Uganda se echa en brazos de China y “proscribe” la ropa de segunda mano de Europa y EEUU
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Madrid – Dando nuevamente visos de las buenas relaciones gubernamentales que mantiene el país con China, a diferencia de con las principales potencias económicas occidentales, Yoweri Kaguta Museveni, presidente de Uganda, inauguraba este pasado 25 de agosto una nueva expansión del Parque Industrial Sino Uganda-Mbale, ubicado en las inmediaciones de la ciudad de Mbale, al oeste del país centroafricano. Una ceremonia de la que el presidente del país se sirvió para, públicamente, proscribir y censurar el uso y la importación hasta Uganda de ropa de segunda mano procedente de Europa y de los Estados Unidos. Un apunte para el que no dudó hasta incluso de calificarla de ropa procedente de “gente muerta”.
Sin que por el momento haya constancia, tal y como han llegado ya a afirmar distintos medios internacionales como el medio de noticias neerlandés De Volkskrant o la agencia de noticias Reuters, de que las declaraciones ofrecidas por Museveni hayan pasado de ser una mera valoración a convertirse en una prohibición, expresa y firme, a las importaciones de las prendas de segunda mano procedentes de países occidentales, pasaremos así pues a ceñirnos a las informaciones, oficiales, ofrecidas a este mismo respecto por el propio Gobierno de Uganda. Estado desde el que, a través de un comunicado oficial, han confirmado que su presidente participó de la ceremonia de inauguración por la expansión del Parque Industrial Sino Uganda-Mbale, en un encuentro que aprovechó para públicamente invitar a los ugandeses a que dejen de comprar ropa de segunda mano procedente de países occidentales. Unas piezas cuya proliferación y comercialización en Uganda, alertaba Museveni, no estaría más que ahogando las posibilidades de aparición, crecimiento y expansión de un mayor número de empresas textiles con presencia en el país, y cuya actividad sí guardaría como principal potencial la de contribuir de manera activa al bienestar y al aumento de las condiciones de vida de la población local, al contrario de lo que habría estado promoviendo la venta de las remesas de excedentes, de sobrantes y de prendas de segunda mano que llegan al país, principalmente procedentes de Europa y de los Estados Unidos.
“Son de gente muerta”, censuraba Museveni en relación a las prendas de segunda mano que se comercializan en Uganda procedentes de países occidentales. Y es que, defendía el presidente del país, “cuando muere una persona blanca, recogen su ropa y la envían a África”. Por todo ello, proclamaba en lo que parecía venir acompañado de una clara instrumentalización de las supersticiones que puedan todavía reinar entre la población local, “deberíamos dejar de usarla”. Frente a estas prendas de ropa de segunda mano, “aquí tenemos gente que produce ropa nueva, pero no pueden hacerse con un mayor hueco en el mercado porque la ropa de segunda mano ya está por todas partes”. Unas declaraciones con las que, puntualizan desde el Gobierno de Uganda, y en lo que señalamos para tratar de esclarecer cualquier duda sobre la cuestión, Museveni “disuadió a los ugandeses de comprar ropa de segunda mano”, sin hacer mención a ninguna prohibición de carácter oficial.
Con el apoyo y la financiación de China
Ubicado a las afueras de Mbale, la tercera mayor ciudad de toda Uganda, el Parque Industrial Sino-Uganda Mbale es uno de los 22 parques industriales estatales de Uganda, propuestos por el presidente ugandés Museveni y el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, que fueron aprobados por el Ministerio de Finanzas de Uganda y de cuya construcción y organización se están encargando desde la compañía china Tian Tang. Siendo este un proyecto que, desde su puesta en marcha, ha recibido una gran atención y un destacado apoyo por parte de los gobiernos de China y de Uganda.
Una vez aprobada la iniciativa, fue para la fecha del pasado 9 de noviembre de 2018 cuando el parque industria comenzó a tornarse realidad, con la ceremonia de colocación de la primera piedra de las fábricas del primer grupo de empresas chinas que se iban a decidir a llevar parte de su producción hasta este parque industrial de Uganda. Unas primeras fábricas a las que esta pasada semana se sumaban la puesta en marcha de las últimas 16 fábricas con las que ha pasado a contar el parque industrial, al tiempo que se ponía la primera piedra para la construcción de otras 9 nuevas fábricas. Unas nuevas incorporaciones que vendrán a sumarse a un parque que actualmente contaba con 36 fábricas ya comprometidas, con 20 de ellas ya en funcionamiento, 5 en construcción y 12 en fase de montaje de las líneas de fábrica y de maquinaria, después de que se perdiera una de las fábricas por causa de un incendio, en un parque desde el que actualmente se producen una amplia variedad de productos, que van desde el vidrio a la moda y el textil, pasando por detergentes para el hogar, teléfonos móviles, televisores inteligentes, pañales para bebés, bombillas de luces LED, tubos, medidores eléctricos y medias.
“Cuando miramos a estos parques industriales, podremos ver la importancia de mantener una correcta política”, defendía Museveni durante la ceremonia de inauguración, tal y como se han encargado de recoger desde el mismo Gobierno de Uganda a través de un comunicado. “Hemos puesto en funcionamiento 16 fábricas y hemos iniciado la construcción de otras 9, haciendo un total de 25; y recordaréis que en este sitio de aquí no había más que arbustos hace algunos años, pero ahora contamos con una fuerza laboral de 2.000 personas con 36 fábricas”. Y “todo esto se debe a decisiones políticas”, sostiene el presidente Museveni, “pero a decisiones políticas que hacen uso de nuestros recursos, dado que el estímulo por el que llegan los inversores es el mercado”. “Estos inversores tienen unas ‘gafas’ que les permiten detectar donde está el dinero”, y “depende de nosotros proporcionar un entorno propicio que permita venir a todo aquel que quiera invertir”. “Ese es nuestro papel”, añade, y al que parece haberse decidido por llevar los recursos del país.
“Con una política adecuada, todo se soluciona por sí solo, y esa es la razón por la que se te acerca una persona que no conoces, y te dice que quiere montar una fábrica textil”. Y “lo hacen porque saben que los ugandeses deben vestirse elegantemente y tienen aquí la materia prima necesaria para producir ropa”, y es “así como el Gobierno interviene para catalizar el proceso”, proporcionando “electricidad, paz, carreteras y otras infraestructuras necesarias”, que permitan a esa presunta empresa asentarse en el país, abriéndoles con ello las puertas, ya no solamente a que hagan uso de sus recursos para alimentar su modelo de negocio, sino del mercado de Uganda y del mercado del resto de países de toda África. Una estrategia que sería la que se encontrarían persiguiendo desde China para con sus empresas a través de este y del resto de parques industriales cuya construcción están financiando en todo el continente, y para lo cual la presencia en este caso de los excedentes o de las prendas de moda de segunda mano procedentes de Europa y de los Estados Unidos, no dejaría de ser más que una problemática que deber solucionar.
“Mucha gente desconoce que contar con un mercado es riqueza”, apunta a este mismo respecto Museveni, y “nosotros contamos con un mercado integrado por 46 millones de ugandeses, y a eso le podemos sumar los 130 millones de personas que integran el mercado de África Oriental, así como los 1.500 millones de personas que lo hacen de todo el mercado africano”. Y “todas esas personas”, no dudaba en advertir, “tienen necesidades que deberían de poder cubrir con dinero de sus propios bolsillos”.
Ropa de finados y acusaciones de “dumping”
Si bien como apuntábamos, y así al menos por ahora se encuentra únicamente indicado en la documentación hecha pública por el Gobierno de Uganda, las palabras de su presidente no han pasado a ser más que una recomendación para su población local, sin contar, al menos por el momento, con mayores implicaciones legales, es ya sobradamente conocida la problemática que existe en relación a la proliferación de excedentes y sobrantes textiles en África, procedentes principalmente de Europa y de los Estados Unidos. Regiones que de este modo han pasado a contraponerse frente a la figura de una China que es la que ha pasado a promover la instalación y construcción en África de fábricas y centros de producción desde los que se están pasando a ofrecer oportunidades laborales a la población de cada país.
Completando de este modo a las declaraciones ya apuntadas, el presidente de Uganda, a través en esta ocasión de un comunicado emitido a través de la cuenta oficial en X de la residencia presidencial, indicaba que “cuando muere una persona blanca en Europa, se desecha su ropa”, por lo que “no sé quién la recoge y la envía a África”. No obstante, “agradezco a nuestros amigos que están invirtiendo en textiles y ayudándonos a deshacernos de esta ropa, y al mismo tiempo dando trabajo a nuestros jóvenes”, destaca Museveni.
Sobre este mismo respecto, y en relación de manera más específica a ese origen como prendas procedentes de finados al que apuntaba el presidente ugandés, desde la agencia de noticias Reuters apuntan a que, según los datos que manejan desde la organización no gubernamental británica Oxfam, al menos el 70 por ciento de las prendas donadas a organizaciones benéficas de Europa y de los Estados Unidos, habrían terminado en África. Continente desde el que ya se viene apuntando desde hace años al presunto “dumping” que compañías europeas y estadounidenses estarían realizando a través de la venta de prendas de segunda mano en países de África, en lo que ya llevó a que en 2016 la Comunidad Africana Oriental (EAC por sus siglas en inglés), de la que forma precisamente parte Uganda, acordase prohibir las importaciones de ropa usada para a partir de 2019. Una directriz esta que no obstante solamente se decidió en último lugar a aprobar Ruanda, en lo que llevó al país en 2018 a ser excluido del beneficio a realizar exportaciones de textiles libres de impuestos a los Estados Unidos, acordada como parte de los beneficios de su ley de Crecimiento y Oportunidades para África (AGOA).
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