La 58ª Semana de la Moda de São Paulo deslumbra con colecciones más consistentes y sofisticadas
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El desfile de Fernanda Yamamoto en el Pabellón Japonés del Parque Ibirapuera clausuró la 58ª edición de São Paulo Fashion Week (SPFW+N58) la semana pasada. El evento se dividió en pasarelas entre el centro comercial de lujo Shopping Iguatemi, el Pabellón de las Culturas Brasileñas en el Parque Ibirapuera y diversas locaciones especiales por São Paulo. Esta edición, titulada “Las Joyas de la Reina”, rindió homenaje a la periodista, editora y directora creativa brasileña Regina Guerreiro, quien fue el eje central de una exposición curada por Renato de Cara en la entrada del pabellón.
En esta temporada, la pasarela de varios desfiles del SPFW, siguiendo una línea ya marcada en ediciones anteriores, consolidó el uso de lo “hecho a mano”, mostrando una moda madura y sofisticada, lista para conquistar nuevos horizontes. A continuación, algunas de las tendencias que destacaron, elevando el nivel de las presentaciones.
Crochet, encaje y bordados
El crochet fue el protagonista de la temporada, sobresaliendo en toda la colección de Ponto Firme, una marca dirigida por Gustavo Silvestre, que se presentó en un desfile al aire libre en el Museo de Ipiranga. El equipo de Silvestre, compuesto por expresidiarios, refugiados y personas trans de contextos sociales vulnerables, trabajó con crochet intercalado con lentejuelas metálicas y otras hechas de desechos plásticos, logrando efectos de lujo.
El crochet también apareció en bikinis, tops y bolsos playeros de Heloisa Faria, así como en el vestido largo de Sou de Algodão, que incorporó aplicaciones de tela en una prenda superpuesta. La marca brasileña Led presentó un patchwork de tejidos en distintas tonalidades de azul en una de las piezas exhibidas. Esta técnica también fue la base de la colección de vestidos, faldas y tops de Ateliê Mão de Mãe, y apareció en la pasarela de Catarina Mina, que usó soutache en lugar de hilo. Detalles de crochet también fueron incorporados en un bolso de Salinas, acompañando un top hecho con el mismo material, mientras que en Santa Resistência, se destacaron en una camisa de punto ondulado con suaves rayas.
El encaje, ya sea artesanal o industrial, destacó en la colección de David Lee, quien, conocido por su uso de crochet, optó por Rendendê, un bordado que asemeja el encaje. Trabajos similares aparecieron en uno de los vestidos de Angela Brito, mientras que el efecto de encaje fue evidente en las piezas de playa de Sau.Swim, mediante un tejido al bies cosido sobre malla. Apartment 03 presentó un vestido con tiras sobre un material de malla, llevado por la actriz Zezé Motta.
El bordado, a veces en forma de flecos de abalorios, como lo mostró Walerio Araújo, o en hilo e incluso lana, protagonizó varias prendas, como la sudadera con flores bordadas en el desfile de Martins. La marca carioca The Paradise adornó los jeans con lentejuelas coloridas, mientras que Artemisi introdujo cristales en vestidos y abrigos. El patchwork en denim de Amapô, presente en una camisa, evocó los años 70, mientras que en el desfile de Lino Villaventura se vieron piezas con parches bordados. La técnica del fuxico, que utiliza pequeños trozos de tela para crear círculos, fue ilustrada en la colección de Foz, apareciendo como flores de organza y creando volúmenes inusuales en vestidos y boleros de Lucas Leão. Por su parte, Dendezeiro utilizó tapicería en un top, logrando piezas ricas en textura.
Reflejos del pasado
El sentido de nostalgia reinó en las colecciones. En el caso de Ricardo Almeida, la colección se inspiró en el encanto del campo de los años 80, con camisas de seda en tonos vibrantes de naranja, verde y azul, combinadas con pantalones y siluetas relajadas. El patchwork en denim en vestidos y chaquetas de Amapô evocó los años 70, mientras que Neriage exploró el espíritu libre de esa misma década con minivestidos, pantalones acampanados y sombreros de ala ancha. Los estampados florales de Carlos Miele celebraron los años 90, en contraste con las referencias al rock de los años 80 presentes en las colecciones de 4.5, que mostraron chaquetas de cuero, jeans rotos y telas superpuestas.
Influencias étnicas
Las influencias étnicas fueron destacadas, especialmente en la obra de Lino Villaventura, cuyas piezas integraron referencias de diversas culturas, incluyendo la nativa americana y africana, creando una colección colorida y audaz. Angela Brito también se inspiró en su herencia afrobrasileña, creando piezas deslumbrantes que destacaron la belleza de los textiles tradicionales africanos, incorporando texturas y estampados que evocaban sus raíces. La marca Mooc también abordó influencias africanas, mostrando diseños coloridos y vibrantes, con un enfoque en la sostenibilidad y el comercio justo.
En conclusión, SPFW+N58 no solo resaltó la innovación y creatividad de los diseñadores brasileños, sino que también celebró el rico tapiz de culturas e historias que configuran la moda en el país. Con un enfoque en la sostenibilidad y las prácticas éticas, el evento mostró un futuro brillante para la moda en Brasil, donde la tradición se encuentra con la modernidad y la artesanía local brilla.
Este artículo fue publicado originalmente en FashionUnited.BR, y posteriormente traducido del portugués al español usando una herramienta de inteligencia artificial.
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