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El lujo es "pequeño" en Argentina

Por FashionUnited

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Firmas de lujo de todo el mundo siguen desembarcando en Argentina. Caminar por la avenida Alvear es casi como pasear por Paris. Louis Vuitton en una esquina, a pocos metros está Cartier y también Hermés. Y dentro del centro comercial

Patio Bullrich, quizá el más exclusivo de la Ciudad, se instalaron firmas como Christian Lacroix, Max Mara, Carolina Herrera y Kenzo, entre otras.

Sin
embargo, el mercado de lujo sigue siendo “pequeño” en el país. “Las marcas emblemáticas como Vuitton o Hermés tienen un sólo local en Capital Federal que funciona más por posicionamiento que por nivel de facturación, cuando en países como Brasil y México existen varias tiendas y en distintos estados”, explicó Braulio Bauab, director de Brau Comunicaciones, una consultora especializada en marcas de lujo.

Si bien los precios que proponen son ostentosos e inaccesibles para la mayoría de los trabajadores argentinos, no sólo se paga la marca y la exclusividad sino también el servicio que significa comprar en una tienda de lujo: los vendedores ofrecen una atención personalizada y reconocen cuáles son las preferencias de sus clientes. Hasta se comunican telefónicamente con ellos para la llegada de las nuevas colecciones y saben qué producto le va a interesar a su comprador.

“Los consumidores son en general empresarios, empresarias y sus parejas y extranjeros. También deportistas, celebridades y políticos. Muchos son personas que construyeron su fortuna y vienen de nuevos grupos sociales y son progresistas, quedó atrás el concepto de que los ricos llevan doble apellido y esgrimen valores tradicionales”, explica Domingo De Gaudentis, Brand Manager de Cartier para Argentina y Uruguay.

Lo cierto es que en Argentina no es tan sencillo lucir el lujo como lo es en otros países del mundo. No sólo por la disponibilidad económica que requiere sino además por la inseguridad. Y en ese sentido, Bauab consideró que se vio una disminución “en el nivel de compra y sobre todo en el uso de relojes de alta gama” mientras que en lo que respecta a las alhajas no se ha modificado ya que es “más difícil de distinguir el valor real de una joya que de un reloj”.
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