La paradoja moda vs diversidad e inclusión
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La combinación de moda e inclusión siempre ha sido un tema de discusión y de grandes polémicas. Sin embargo, en un momento en el que la industria de la moda está pasando por más cambios que nunca, el concepto renace con más fuerza. Así es como se vivió en la última edición de Mercedes Benz Fashion Week México.
Esta semana de la moda mexicana se realizó una serie de conversatorios en donde expertos en la industria hablaron de temas clave actualmente. Entre ellos, Atenea Morales, Directora Digital de Vogue México y América Latina, y David Souza, Director de Paragon Model Management, tuvieron una charla titulada “La industria de la moda verdaderamente se está volviendo más inclusiva”.
La gran premisa del Laboratorio fue que aunque el camino se ha recorrido lentamente y el cambio ha sido gradual, ya se está viendo una evolución en la industria de la moda en donde rige un discurso más responsable. Aún así, hay más camino qué recorrer.
Para comenzar a hablar del tema había que partir del concepto de diversidad, en donde de acuerdo con el conversatorio implicaría una aceptación auténtica del mundo que nos rodea. Sin embargo, los ponentes hablan de que lo que se está viviendo es una “diversidad industrial inclusiva forzada”. Este tipo de diversidad y de inclusión realmente nace no de la diversidad en sí, sino de un fin a través de la misma. El fin es encajar en las tendencias actuales, en donde se incluyen mensajes positivos, publicidad consciente y lemas “trendy” que creen una imagen superficial diversa e incluyente, pero que no conectan con la trayectoria de muchas de las marcas que lo hacen.
De acuerdo con Souza, en la industria del modelaje se está viviendo una ola de “modelos por pedido”. A lo que se refiere con esto es que muchas marcas están manejando una estructura pre-armada que refleje una imagen de diversidad y que el público pueda leer como un lenguaje inclusivo. Sin embargo, este tipo de acciones realmente no tienen estos conceptos en el centro. De acuerdo con el directivo, la diversidad no es solo comunicar, sino accionar, y esa coherencia es el elemento faltante en muchas industrias. Los ponentes presentaron como ejemplo el debate que se dio alrededor de las marcas de ropa que presentan modelos plus-size en sus imágenes, pero en la realidad las tallas que manejan vienen reducidas o, peor aún, no existe en su catálogo una talla extra grande. Para fines de imágen, lo que estas marcas hacen es que confeccionan una sola prenda en tamaño grande para que la luzca la modelo plus-size durante la presentación oficial de las colecciones. De esta manera, dejan un mensaje de inclusividad de la marca en la mente del consumidor final, pero es un mensaje vacío porque en el producto este valor no se refleja.
Otro de los puntos que se trató durante el laboratorio es el rol de los jefes de diversidad en algunos corporativos. Estas personas se encargan de cumplir y hacer cumplir temas de inclusión. Aunque el rol puede sonar interesante, Souza subrayó si realmente estos roles cuestionan y se responsabilizan de las acciones que se llevan a cabo sobre el tema. Y con ello se habla no sólo de comunicación externa, sino también interna. Al respecto, lanzan la pregunta: ¿De verdad dentro de la empresa se practica la inclusión corporativa? Con ello, los ponentes refuerzan el tema de que para que realmente exista una apertura a la diversidad del mundo globalizado no debe limitarse a imagen o creatividad inclusiva, sino a acciones de fondo.
Los ponentes concluyeron que se debería perseguir la coherencia entre lo visual, lo escrito, la temática y el bienestar para lograr una diversidad palpable a través de acciones que reafirmen el concepto de aceptación. Es esta coherencia a la que aún no se ha llegado como industria. No obstante, la apertura de este diálogo es un paso en la dirección hacia una industria cada vez más diversa e incluyente, y no sólo en apariencia.