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Harrods prohíbe a sus clientes rusos comprar artículos de más de 300 libras

Por Jaime Martinez

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Photo Credits: Harrods.

En respuesta a la guerra abierta que está teniendo lugar en Ucrania después de la invasión del país que se iniciase por parte del ejercito de la Federación Rusa el pasado 24 de febrero de 2022, siguiendo con los dictámenes de su presidente Vladimir Putin, y en un intento por dar justa respuesta a la multitud de sanciones internacionales que los diferentes gobiernos occidentales han interpuesto contra los ciudadanos y las élites económicas de la Federación en su intento de presionar para que se ponga fin a la contienda, las prestigiosas galerías londinenses Harrods han decidido cerrarles las puertas a los compradores rusos. Un público que a partir de ahora no podrá adquirir a través ni de la plataforma online de las prestigiosas galerías ni de su centro en el londinense y exclusivo barrio de Knightsbridge, artículos con un importe superior a las 300 libras, unos 353,5 euros al cambio actual.

Según se han encargado de adelantar desde el británico The Telegraph, los grandes almacenes ya habrían comenzado a llevar a cabo un profundo y detallado análisis sobre su base de datos de clientes, con el fin de localizar a todos aquellos que actualmente o de manera habitual residan dentro de las fronteras de la Federación Rusa. Clientes a los que ya les está advirtiendo de que, de ser correctos los datos que maneja la compañía, y siguiendo con las indicaciones dadas por parte de las autoridades del Gobierno del Reino Unido, se les prohibirá comprar cualquier artículo con un importe superior a las 300 libras. Frontera que las autoridades británicas habrían establecido para señalar aquellos artículos considerados como “bienes de lujo” a los que los clientes rusos tienen vetado el acceso, como consecuencia de las restricciones regulativas impuestas contra las élites rusas. Una medida a la que ahora tratan de responder desde Harrods, en lo que desde el medio británico ya adelantan que podría desencadenar en una serie de acusaciones por discriminación por parte de los clientes afectados. Punto sobre el que desde la dirección de las galerías habrían tratado ya de eliminar cualquier rastro de sombra xenófoba o de rusofobia, remarcando el que no se está poniendo atención en el origen o en la nacionalidad de los clientes puestos bajo sospecha, sino solamente en su lugar de residencia.

“Para asegurarnos de cumplir con estas restricciones, revisamos nuestra base de datos para identificar aquellos clientes potencialmente afectados, y les pedimos que notifiquen a Harrods su la información que tenemos no es precisa y actual”, habrían explicado desde las galerías londinenses a The Telegraph a través de un comunicado. “Esta acción no se ha basado en la nacionalidad, sino en la dirección y en los detalles de contacto o los datos de entrega de operaciones anteriores”.

En este sentido, “nuestra prioridad es la de cumplir con las regulaciones, e informar a los clientes potencialmente afectados sobre cómo pueden limitar su capacidad parar comprar en Harrods, garantizando el que la mayor parte de los clientes no terminen viéndose afectados de forma indebida”. Siendo así que “estamos felices de haber podido emprender esta acción, y de ayudar a los clientes a informarles sobre las últimas regulaciones gubernamentales”.

Freno a la compra de artículos de lujo por parte de las élites rusas

Para llevar a cabo esta medida, desde Harrods se habrían encargado de remitir un correo electrónico a todos y cada uno de sus clientes puestos bajo sospecha, a través del cual se les informa que Harrods ya no les venderá artículos con un valor superior a esas 300 libras. Información que han remitido en compañía de un enlace directo al texto sobre las nuevas regulaciones impuestas por parte del Gobierno del Reino Unido, en lo que en la práctica supondrá que cada uno de ellos no podrá adquirir a través de Harrods piezas como el último bolso de Loewe de su colección Paula’s Ibiza (620 euros), o las últimas novedades de firmas como Gucci, incluidos desde sus más recientes modelos de bolso Jackie 1961 (2.150 euros) o su sombrero reversible tipo “bucket” (470 euros), o de Chanel.

Precisamente fue la firma francesa la que por su parte llegó ya a convertirse en objeto de la ira de las élites rusas, después de que la casa comenzase a limitar la venta de sus artículos dentro y fuera de Rusia, siguiendo con la directriz de prohibir el que bienes de lujo europeos puedan terminar importándose o ser usados dentro de las fronteras de la Federación Rusa. Una medida no exenta de polémica, que terminó provocando el que diferentes influencers rusas lanzasen y participasen de la campaña “ByebyeChanel”, mediante la difusión de una serie de vídeos en los que aparecían destrozando algunas de sus creaciones firmadas por la Casa de las Camelias.

“Como sabrá, las autoridades del Reino Unido han introducido más regulaciones, como parte de sus sanciones contra Rusia en las que apuntan específicamente a la venta de artículos de lujo”, se habrían encargado de transmitir desde Harrods a sus clientes con lazos con Rusia, a través de uno de esos correo electrónicos, al que en este caso lograban acceder desde The Telegraph. “Las regulaciones buscan prohibir el suministro de muchas categorías de artículos de lujo por encima de ciertos valores, generalmente 300 libras, a personas que se encuentran actualmente o habitualmente en Rusa”. “Para cumplir con estas normativas, se ha requerido a Harrods para que revise la información de sus clientes, para identificar a aquellos clientes que aparentemente (por referencia al país o por la información del número de teléfono que nos han proporcionado) podrían residir actualmente o habitualmente en Rusia”, añade en su misiva desde la galería comercial londinense.

Así pues, “con base a esta información, lo identificamos como alguien que actualmente u normalmente podría residir en Rusia”, apostillan. Por lo que “si esto es correcto, significaría que está sujeto a las regulaciones y no podremos suministrarle ninguno de los artículos de lujo restringidos”, terminan advirtiendo desde la galería londinense a los distintos clientes a los que les han hecho llegar este correo.

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